lunes, 26 de noviembre de 2012

sábado, 24 de noviembre de 2012

Gavilán


«- ¿Cómo puedo saber - dijo al fin -si eres lo que pareces?
- No puedes -dijo él-. Yo no sé lo que parezco a tus ojos.»

Ursula K. Le Guin, Las Tumbas de Atuan


 
 

jueves, 22 de noviembre de 2012

Corazón

- No dejes que el cansancio se adueñe de tu corazón -dijo ella-. Mi madre siempre me lo decía. Me decía que, aunque el cansancio llegue a dominar nuestro cuerpo, debemos seguir siendo dueños de nuestro corazón.

- Sí, es un  buen consejo -dije.

(...)

- Abres más tu corazón. No eres un prisionero. Eres un pájaro que surca el cielo en busca de sueños.

(...)

Por más que se endureciera mi corazón, por más presión que ejerciese el invierno sobre mí, no podía acostarme con ella, allí, en aquel momento. Si lo hiciera, la confusión de mi corazón aumentaría y el sentimiento de pérdida se intensificaría aún más. Tenía la impresión de que la ciudad deseaba que me acostase con ella, porque, de esa forma, a ellos les sería más fácil adueñarse de mi corazón.

(...)

—Sí, me siento confuso, tienes razón —dije posando la mirada en el círculo dibujado en el suelo—. No sé hacia dónde encaminarme. Ni siquiera sé qué tipo de persona era antes. ¿Qué fuerza puede poseer un corazón que ha perdido de vista su propio yo? Y, encima, en una ciudad fuerte, con un peculiar sistema de valores. Ha llegado el invierno y a partir de ahora me sentiré cada vez más inseguro de mi propio corazón.

—No, no es cierto —dijo la sombra—. No te has perdido de vista a ti mismo. Simplemente, alguien te ha escamoteado la memoria, y eso te ha sumido en un gran desconcierto. Pero tú no estás equivocado, en absoluto. Aunque pierda los recuerdos, el corazón sabe muy bien hacia dónde encaminarse. Te lo aseguro: el corazón tiene sus propios principios de conducta. Que son el yo. Tienes que creer en tu propia fuerza. Si no, una fuerza exterior te arrastrará hacia un lugar absurdo e incomprensible.

—Lucharé —prometí.

La sombra asintió y permaneció unos instantes contemplando el cielo encapotado. Después cerró los ojos, como si se sumiera en sus reflexiones.

—Cuando me siento perdido, siempre miro a los pájaros —dijo entonces—. Al mirarlos, comprendo que no estoy equivocado. Ellos nada tienen que ver con la perfección de la ciudad. Ni con la muralla, ni con la puerta, ni con el cuerno. Absolutamente nada que ver. Haz como yo. Mira los pájaros.

Haruki Murakami - El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Barack again




«Nunca me he sentido más inspirado con nuestro futuro y esta noche os pido que mantengáis la esperanza conmigo. Siempre he pensado que la esperanza es esa cabezonería que arde dentro de nosotros para que sigamos luchando.»

«No es el dinero lo que nos hace más ricos ni el Ejército lo que nos hace más fuertes.»

«Lo que hace a este país único es la diversidad que nos mantiene unidos y la creencia de que este país solo funciona cuando aceptamos que tenemos obligaciones como miembros de esta sociedad.»


On gay marriage