miércoles, 27 de octubre de 2010

Paisaje


Hoy se nos descuelga la gente de Ecosistema Urbano con una entrada en su blog realmente interesante y muy provocadora: el Manifiesto contra el Paisaje de Lluis Sabadell Artigas, una mirada singular que debéis leer en su lugar de origen y de la que rescato aquí tan solo unas frases:

el paisaje es un lobo con piel de cordero.

el paisaje mata, por reduccionista, por simplificador, por descontextualizador, por esteticista, por todo ello el paisaje mata la naturaleza, el mundo y con él irremisiblemente nos mata a nosotros.

los valores paisajísticos amenazan la vida. entender sólo la dimensión estética de la naturaleza conducirá a su irremisible muerte. cerrar la vida, poner fronteras entre espacios naturales profunda y ecológicamente conectados sólo contribuye a su destrucción

el paisaje remite directamente a la cultura del visualismo*

*el visualismo es a lo visual lo que el esteticismo a lo estético y el culturalismo a lo cultural, a saber: una visión superficial y por ello vacía y hueca cuyo único resultado es ensombrecer y enturbiar el verdadero sentido de las cosas generando sólo un ruido indescifrable. en referencia al paisaje es ver sólo la importancia de lo visual obviando otros tipos de relaciones -biológicas, emocionales, etc. lo que llamaremos relaciones ecosistémicas- y por ello se pasa de lo estético al esteticismo.

puesto que el paisaje nos convierte en meros espectadores -los que sólo miran- eso nos aparta de la acción, de la vida y por todo ello:

el paisaje sólo nos deja ver los árboles y nos esconde el bosque
el paisaje nos deja fuera, cuando en realidad estamos dentro
el paisaje nos expulsa
el paisaje nos abandona

…por lo tanto debemos abandonar nosotros al paisaje

(...)

la muerte del paisaje urbano supone una segunda fosilización, la de los hombres figurilla. el paisaje urbano murió el día en que se diseñó una ciudad con planos y sin habitantes, las maquetas hicieron el resto y las fotografías, otro tanto: abstrajeron, estetificaron: los espacios empezaron a ser desiertos y sus habitantes pequeñas figuras inertes, sin movimiento, objetos más que experiencias-y-circunstáncias. ese día murió el paisaje urbano y también la arquitectura.

la muerte del paisaje emocional supone una tercera fosilización, la de la pornografía emocional -entiendase por pornografía emocional una sobreexposición mediática emocional a lo gran hermano- ese constante televisar sentimientos descarnadamente, sentimientos-fast-food acaba desembocando en un psico-blindaje emocional que acorta el corazón, lo restriñe, lo restringe, lo limita… además éstos paisajes sentimentales-emocionales banalizan sentimientos profundos, los abstraen y los desconectan de sus realidades concretas… los paisajes del alma estan tan muertos como los otros dos

(...)




¿qué opináis, queridos lectores y asiduos comentaristas?

domingo, 17 de octubre de 2010

Construir puentes


Hace 100 años EM Forster terminó de escribir 'Howards End',
un libro que comienza con la frase que aparece en la foto.

viernes, 15 de octubre de 2010

Fidedura

Hace unos días celebramos el cumpleaños de Roberto y Richard en Puentedura (Burgos), nos comimos una fideuá de agárrate que hay curvas y disfrutamos de los primeros días del otoño...

Fidedura from Javier García on Vimeo.

Ya sabéis que si os parece chiquito, en vimeo se puede ver más grande...

martes, 12 de octubre de 2010

Narrativa Bassi


El miércoles pasado estuvimos escuchando a Leo Bassi dar una conferencia en el paraninfo de la Universidad. Sí, una conferencia, aunque parezca extraño. Estuvo acompañada de algo de show, por supuesto, pero fue una conferencia en toda regla. Para mi, aunque habló de algo en lo que muchos estamos de acuerdo desde hace mucho tiempo, fue interesante e inspirador su hilo argumental y algunas de las cosas con que ilustró su historia. Así que, cogiendo algunas ideas suyas –las pocas que he podido retener- y otras de mi cosecha, voy a tratar de reproducir aquí, reinterpretándolo en cierta forma y haciéndolo mío por el camino, algo de lo que dijo.

El argumento fundamental de Leo Bassi es que estamos sometidos a un intento de vendernos una falsa narrativa de la historia de occidente, tratando de hacernos creer que lo más importante de nuestra civilización son sus raíces judeocristianas, que estas raíces conforman nuestra identidad real y son una parte sustancial de nosotros mismos que debemos preservar a ultranza de los ataques externos, sea el relativismo, el laicismo, el agnosticismo o el Islam. Esta falsa narrativa no es nueva, sino que se remonta siglos atrás en la historia de la iglesia católica, pero en este momento asistimos a un fuerte movimiento que ha hecho suya la batalla y está dispuesto a llegar lejos para vencerla, del cual el Tea Party y ciertas expresiones carpetovetónicas serían una buena muestra.

No puedo estar más de acuerdo en el daño –individual y colectivo- que nos han hecho y nos sigue haciendo la moral –y la doble moral- católica, el cielo y el infierno, el bien y el mal, la culpa y el pecado y la tremenda lucha de poder en la que la Iglesia ha inmerso a tanta gente durante siglos,… A ello se suma además la lamentable idea de un dios externo, superior, masculino, padre, juez riguroso y castigador.

Bassi afirma que las raíces de occidente -si es que tal concepto tuviera algún sentido- son mucho más amplias, más ricas, más sanas. Son raíces que brotan en la prehistoria y crecen humildemente durante milenios, en estrecha conexión con el medio. Son raíces que se nutren de la sabiduría de los mundos celtas, de las brujas y druidas, del amor y el cuidado de la tierra, de la convivencia milenaria con los seres que habitan el bosque, de la conexión con la madre, del poder sanador de la naturaleza, de un profundo sentido de comunidad en el que todos trabajan por el bien común, de tantos forasteros y las historias que contaron…


Así, durante siglos, no solo han intentado secuestrarnos la razón -algo que ya sabíamos-, sino que han conseguido aniquilar también nuestra espiritualidad. Es por ello que mataron, por ejemplo, a cientos de miles de personas -la mayoría de ellas mujeres y hombres de conocimiento- durante la Inquisición.

Terminaré con otro apunte de Leo Bassi que me interesó especialmente por su componente de esperanza y optimismo. Dijo que él veía señales de que se ahora estaba comenzando a recuperar esa antigua espiritualidad. Los indicios, para él, están en dos lugares: la preocupación por la ecología y el florecimiento de las redes sociales. Es una hipótesis de la que ya hemos hablado aquí con otras palabras y que en esencia comparto.