martes, 28 de abril de 2009

Una de virus

Una vez más, los tenemos en portada.

Me refiero a los virus, esos fragmentos de ADN o ARN tan temidos como incomprendidos.

Sí, forman parte relevante de la transmisión de muchas enfermedades, algunas de ellas graves...

...pero también cumplen esenciales funciones biológicas, ecológicas y evolutivas.

Para muestra, algunos pequeños apuntes:

«¡Los virus también tienen una imprescindible, absolutamente vital función ecológica! En junio del 99 la revista Nature ha publicado un estudio sobre los virus que pueblan las aguas marinas. (...) en aguas superficiales su número medio es de diez mil millones por litro (entre 5 y 25 veces el número de bacterias). (...)

Su papel ecológico consiste en el mantenimiento del equilibrio entre las diferentes especies que componen el plancton marino (y, como consecuencia, del resto de la cadena alimenticia) y entre los diferentes tipos de bacterias, destruyéndolas cuando hay un exceso. Como los virus son inertes y se difunden pasivamente, cuando sus "huéspedes" específicos son excesivamente abundantes son más susceptibles de ser infectados. Así evitan los excesos de bacterias y algas, cuya enorme capacidad de reproducción podría provocar graves desequilibrios ecológicos, llegando a cubrir grandes superficies marinas. Al mismo tiempo, la materia orgánica liberada tras la destrucción de los "huéspedes" enriquece en nutrientes el agua.»

Máximo Sandín, 'los ciegos y el elefante', GEAM Nº 2. Noviembre de 2000. [Artículo completo disponible aquí]


«Dado que los virus, tanto en aquella época como ahora, eran mucho más abundantes que las células, fueron los agentes más activos y eficaces de la diversificación de la vida y de sus extensiones geográficas. Fueron asimismo responsables de lazos evolutivos determinantes, como el paso del mundo del ARN al del ADN, y también de la invención del núcleo celular.»
Jean-Paul Baquiast, en la revista Automates Intelligents.
[Artículo completo disponible
aquí]


«A menudo se considera a los virus como criaturas simples. Pero su asombrosa diversidad y su promiscuidad genética (el mezclarse sin discriminar, es decir, cooperando) pueden hacer de ellos la fuerza más creativa de la evolución.»
Garry Hamilton, en Nature, 441 (Junio 2006)
[Artículo completo -en inglés- accesible aquí]


Sintetizando mucho, parece que empieza a intuirse y, en algunos casos, a demostrarse, que los virus -al igual que ocurre con las bacterias- también nos acompañan en este camino colectivo y que desempeñan funciones muy importantes en el desarrollo de nuestra propia vida y de la vida en la Tierra.

Que no son sólo agresores y agresivos (aunque a veces puedan serlo), sino que en la mayoría de los casos son colaboradores nuestros. De hecho, forman parte muy importante de nuestro genoma. De nosotros, vaya.

Si hay algo cada vez más claro, es que las cosas no son tan sencillas como parecen.

Parece que -también en este tema- falta mucho conocimiento por adquirir, muchos falsos mitos por derribar y mucho paradigma que cambiar...

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