jueves, 26 de marzo de 2009

Parchear y burbujear a ciegas

Siguiendo el hilo de Ridoux, me voy a atrever a hacer unas reflexiones por aquí...

Ayer estuve viendo la película 'A ciegas', una brutal metáfora de nuestra ceguera colectiva. La peli es dura como pocas, pero creo que merece la pena. Si alguien la ha visto, me gustaría saber qué pensáis...


También escuché en RNE a Ernesto Ekaizer... No recuerdo muy bien sus palabras exactas, pero venía a decir que ya estábamos otra vez burbujeando.

Es lo mismo que pienso yo. Que parcheando y parcheando, en cuatro días vamos a estar de nuevo burbujeando. Volviendo a las andadas, vaya. Como si no hubiera pasado nada, metidos de nuevo en faena, a todo trapo...

En síntesis, parchear para seguir a ciegas.

¿Y entonces qué? ¿Para qué la crisis? ¿Para seguir igual que siempre? ¿Para esperar a que estallen dentro de 10 o 15 años de nuevo las correspondientes burbujas -cada vez más gordas- y tener que volver a parchearlas?

Yo creo que los tiros no deberían ir por ahí. En mi opinión, está claro que el sistema no funciona tal y como está... Y la crisis económica no es más que un síntoma de una enfermedad grave que es más profunda y estructural. Dicen que hay crisis económica -o financiera, o como quiera llamarse-, pero lo que subyace es más importante: crisis social, ambiental, política, de valores, de sentido, de relaciones, de justicia, de humanidad... Una crisis del sistema en toda regla.

Que ahora compramos menos casas y menos coches, pues seguramente es porque no necesitamos tantas casas y tantos coches. ¿Es que nadie se da cuenta de que los parámetros normales son los de ahora (o incluso menos, claro) y no los de antes, los del burbujeo y el crecimiento sin fin?

Mi opinión es que ésta era una buena oportunidad para buscar nuevas fórmulas. Está claro que no tenemos ni idea de qué alternativas existen a esta forma de relacionarnos colectivamente que llamamos capitalismo. No hay otras opciones que conozcamos y sepamos que funcionan, al menos yo. Pero el capitalismo tal y como lo conocemos -creo- es una absurda huida hacia adelante, un túnel sin salida, una ceguera colectiva y una sinrazón...

Y vuelvo aquí al artículo de Nicolás Ridoux. Yo creo que las soluciones pasan necesariamente por algunas de las propuestas que él hace y recojo de nuevo junto a otras que se me van ocurriendo en esta especie de chorreo que os hago a continuación:

Trabajar menos. Con jornadas de trabajo de 4 o 5 horas diarias (20 o 25 a la semana como mucho) habría trabajo de sobra para todos/as, mejoraría la calidad de vida de cada uno, haríamos lo mismo y estaríamos más contentos. Tendríamos más tiempo para otras facetas de la vida, para relacionarnos mejor, para leer, cantar, pasear o hacer cada uno lo que le diese la gana.

Reducir las salvajes diferencias salariales. ¿Cómo es posible que los altos cargos de una empresa ganen hasta 500 o 1000 veces más que los trabajadores? ¿Es que curran como 500 o 1000 tíos y tías juntos, por muy listos/as que sean? Con el sueldo de 20 altos cargos de una gran empresa se podría contratar a 5000 trabajadores más. Es para flipar.

Erradicar radicalmente el capitalismo especulativo y exacerbado. En esto parece que están medio de acuerdo hasta Sarkozy y Merkel, tiene bemoles la cosa. Y es que estamos todos currando como desgraciaos para que unos miles de personas estén montaos en el dólar hasta extremos inimaginables.

Sustituir cantidad por calidad, objetos por relaciones, dinero por tiempo. La aceleración de la sociedad de consumo es un flipe. ¿Pero alguien se cree de verdad que es más feliz por tener más?

Cambiar el sistema educativo. Enseñar a los niños a ser más felices y a cooperar, no a ser más productivos y a competir. Potenciar los talentos naturales únicos de cada uno, en lugar de castrarlos uniformándoles a todos bajo unos contenidos seudoacadémicos que no valen prácticamente para nada.

Darnos cuenta de una vez de que todos somos uno. Y de que estamos en la misma barca. Y que el de al lado no es una amenaza sino una oportunidad. [Claro, que esto es un pelín complicao con depende quiénes, jeje.]

Retomar de verdad la relación con la Tierra y con nosotros mismos y dejar de intentar construir paraisos artificiales de mentiras, plástico y hormigón.

Bueno, lo voy a dejar por ahora, porque esto parece el sermón de las siete palabras, y ya se acerca la semana santa... Digamos que necesitaba "vomitar" un poco, jeje.

Y a ver si os animáis y comentáis algo...

2 comentarios:

  1. Burbujeamos, se alivian, respiran, se ponen eufóricos, nos lo creemos y vuelta a empezar.
    Quien dijo que el capitalismo era ese ciclista que cuando deja de dar pedales se cae y, por tanto, no puede dejar de avanzar tenía razón. O quizás no: quizá ahora se levanta con veinte puntos de sutura en la cadera, rodilla y tobillo y se vuelve a levantar. Y otra vez y otra vez. Eso sí, las caídas siempre a la derecha.

    ¿Cambiar el sistema educativo? Sí. Sí no se atreven a lo de la felicidad y la cooperación que propones, por lo menos enseñarles a pensar, que no es mucho pedir.

    Salud.

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